Comunicación no verbal en la entrevista de trabajo

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Tan importante es que poseas las habilidades necesarias para el puesto al que aplicaste, como el hecho de que sepas transmitir ese conocimiento. Pero, a menudo, se olvida el tercer factor que nos puede llevar a no culminar con éxito una entrevista de trabajo: la comunicación no verbal.

Nos estamos refiriendo al lenguaje de nuestro cuerpo, nuestras manos, nuestras expresiones y hasta nuestros suspiros…todos esos tics que escapan de nuestro control, cuando tenemos la cabeza ocupada en convencer a alguien que no conocemos de que somos su candidato perfecto.

Tu comunicación no verbal podrá ser evaluada desde el momento en que atravieses la puerta de la oficina cuando llegues para realizar la entrevista.

¿Eres puntual, de los que llegan con antelación o de los que, aunque se lo propongan, siempre llevan un retraso mínimo de 10 minutos? ¿Hueles a tabaco? ¿No has tirado el chicle antes de entrar? ¿Te has perfumado demasiado o quizás todo lo contrario? Estos son los primeros signos que irán construyendo la imagen que tendrá de ti el entrevistador.

Es la primera impresión. El examen empieza con tu puntualidad para pasar rápidamente a tu aspecto físico. La siguiente estación tendrá que ver con lo que “hayas llevado a la entrevista”: el celular y si lo usas (o mejor aún) el hecho de que no lo usaste, etcétera.

Una vez en la entrevista, controla tu comunicación no verbal

Es el momento de saludarse: sonríe y dale la mano con firmeza, pero tampoco se la destroces. Practica…estrechar una mano floja no le gusta a nadie. Mantén el contacto visual, desde el principio hasta el final, permitiéndote pequeñas licencias para apartar la vista cuando quieras demostrar que estás pensando con profundidad una determinada respuesta.

Sé amable y si por lo que sea te enervas, controla tu genio. Siéntete relajado, pero no tanto como para no poder evitar un bostezo. Demuestra que estás interesado en todo lo que te están contando, escucha y no interrumpas. Mantén una posición erguida, pero sin que parezca forzada o poco natural.

Si no sabes qué hacer con las manos, sostén un lapicero, pero sobre todo no des golpecitos, ni con los pies ni con los dedos, ya que ello denotará tu nerviosismo y puede poner nervioso a tu interlocutor.

Paralenguaje

El paralenguaje hace referencia a la comunicación vocal, es decir, el uso del tono de voz, el volumen, el ritmo al hablar o las pausas, las que nos aportan mucha información de cómo es y cómo se siente la persona con la que estamos hablando.

Uno de los aspectos que enciende la alarma de los entrevistadores es que la comunicación verbal y la no verbal no coincidan. Por ejemplo, si estás contando una experiencia en la que supiste mantener la calma y solucionar un problema y mientras lo explicas te tiembla la voz y hablas muy bajito, el entrevistador puede deducir que la imagen que pretendes dar de persona serena no encaja con lo que está viendo en ese momento.

La despedida

Estás en la última curva, así que no levantes el pie del acelerador. Es decir, a pesar de que la entrevista va a darse por concluida, mantén el control hasta que estés fuera de las oficinas. Despídete con otro apretón de manos y una sonrisa. A su vez, saluda a la persona que esté en la recepción o a aquellas con las que hayas hablado, si te las encuentras en el camino de salida.

No es un consejo nuevo, pero nos gusta que lo recuerden: practiquen y, en este caso, grábense para poder detectar los tics y las posturas. Van a quedar sorprendidos de todo lo que hacen sin darse cuenta. A veces, algo que no se quiere decir, se cuenta involuntariamente a través de la comunicación no verbal.


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